¿Uno se enamora?
Yo creo, antes de casarse.
El teléfono no existía,
esa fue la magia.
Una noción tampoco.
Talvéz un recuerdo vago,
historias recreadas en nuestra mente,
un poco de cuentos, nada grave.
Sólo encuentros espontáneos,
todo el tiempo.
Románticos, talvéz no,
lindos, podría yo decir que si.
Extraños bastante,
sinceros en demasía,
como debe de ser.
Yo no moví ni un dedo,
sólo dije una palabra.
El mundo se vino sobre mí,
no me quejo.
Lo ví, vi el rayo de eso que fue.
No existía el teléfono,
sólo eramos, ahi dudando
por lo tanto pensando,
siendo.
Cafés se reflejaban,
silencios sobre lo cojines piel.
La sala,
palabras y suspiros.
No mucho, sólo eramos.
Tranquilos, sin ver al futuro,
soñando con el presente.
Quiero, no.
Tengo.
Ahora, pasa.
El sofa, suspiros,
somos, miradas, las manos,
un momento.
Dudo, pero nada grave,
no tiene nada que ver con nada.
Estamos,
esperando agotar conversaciones,
acabar con los silencios.
Eternidad de dudar, pensar y ser.
Jóvenes,
revolucionarios con la rapidez,
miradas.
Fuimos, somos ahora,
El sofa sigue, pero no es,
ya no hay nada.
El teléfono fue todo.
lunes, 4 de febrero de 2008
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